2. Las formas de afrontar los problemas económicos

A lo largo de la historia las sociedades han intentado resolver las tres cuestiones claves anteriormente mencionadas de muy diversas maneras, pero se pueden agrupar atendiendo a tres categorías:

A.LA TRADICIÓN

Puede ocurrir que los bienes y servicios que se produzcan en una organización económica, la forma de obtenerlos y la manera de repartirlos, se decidan en virtud de la costumbre, que responde a un uso social transmitido de generación en generación. Por ejemplo, en el antiguo Egipto, era considerado un sacrilegio que un hijo no continuara con el oficio que su padre había realizado toda la vida. De manera similar, en la Europa feudal, los campesinos, los artesanos y casi todos los que vivían en las ciudades heredaban tanto su posición en la sociedad como sus trabajos específicos, que realizaban de modo tradicional.

    La costumbre determina los métodos de producción que la sociedad considera más adecuados. En este tipo de organizaciones el concepto de propiedad privada no suele estar definido tal y como lo conocemos en las sociedades modernas, lo que hace que muchos de los recursos pertenezcan a la colectividad en conjunto. En cuanto a la producción obtenida, se distribuye entre los miembros de la sociedad de acuerdo con tradiciones establecidas en el pasado.

    Este modo de organizar la actividad económica presenta serios inconvenientes: no se toman decisiones de manera racional, no se busca lograr la eficiencia y no se invierte en I+D+i, lo que limita mucho sus posibilidades de crecer económicamente.

    Aunque esta forma de afrontar los problemas económicos básicos pueda parecer lejana en el tiempo, sigue utilizándose en la mayoría de los países pobres del mundo.

    B. LA AUTORIDAD

    En este caso, una autoridad central (normalmente el Estado) intenta resolver los tres problemas económicos básicos. Así, las economías que utilizan este método de asignación de recursos se caracterizan por la supeditación del interés individual al interés social o colectivo, aspirando a una mayor equidad entre sus miembros, y por la centralización en la toma de decisiones, a través del establecimiento de planes elaborados y complejos sobre el comportamiento económico que la autoridad central desea imponer.

    Esta forma de afrontar los tres problemas económicos básicos dará lugar al sistema económico de planificación centralizada.

    C. EL MERCADO

    La tercera forma de adoptar decisiones económicas es la que delega en el mercado y en el sistema de precios como método de asignación de los recursos que genera una sociedad.

      Los tres principios en los que se apoya la lógica del mecanismo de mercado ayudan a entender mejor su funcionamiento:

      • Principio de soberanía de los consumidores. Dicha soberanía se ejerce a través de una votación peculiar. Los compradores o consumidores eligen los bienes y servicios que desean, los que más necesitan, solicitándolos en el mercado y estando dispuestos a pagar por ellos precios más elevados. Así pues, los precios pueden resultar un indicador que exprese de forma bastante correcta qué bienes se han de producir y en qué cantidad, ya que los bienes más solicitados por los consumidores elevarán su precio al aumentar su demanda.
      • Principio del beneficio. El productor tiene como objetivo conseguir los máximos beneficios. Para ello debe atender al movimiento de los precios de los distintos bienes y servicios, que estará condicionado por los deseos de los consumidores. Además, tendrá que competir con el resto de los productores por conseguir el mayor número de compradores posible, lo que implica la utilización de procesos productivos eficaces y eficientes. Todos estos factores determinan cómo se ha de producir.
      • Principio de la escasez. Los recursos con los que cuenta una economía son escasos en relación con la necesidad que hay de ellos, lo que obliga a diseñar un sistema de reparto de los bienes y servicios producidos. En el caso del mercado, dicho reparto tendrá como beneficiarios a los propietarios de los medios de producción, que serán remunerados por su aportación al proceso productivo. De este modo, cuanto más escaso sea el recurso productivo mayor será su remuneración y viceversa.

      El funcionamiento del mercado está determinado por el comportamiento de los agentes que lo constituyen: los compradores o consumidores y los vendedores o productores, y ambos persiguen la consecución de sus propios intereses. El objetivo de los compradores es maximizar su utilidad, es decir, conseguir la máxima satisfacción posible de los bienes y servicios que consumen, dentro del presupuesto del que disponen, mientras que los productores pretenden conseguir el máximo beneficio posible.

      De esta forma, a través del mecanismo de los precios se coordina la acción de compradores y vendedores, ya sea en el mercado de bienes o en el de factores, consiguiéndose la asignación de los recursos.

      Esta forma de afrontar los tres problemas económicos básicos determina el fundamento del sistema denominado capitalista o de economía de mercado.

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