3. Los sistemas económicos – B. Sist. eco. de planificación centralizada

Fig. Marx, Engels y Lenin
Este sistema, inspirado en la teoría marxista, nació en la Unión Soviética después de la Primera Guerra Mundial (con la Revolución Rusa o Revolución Bolchevique, 1917), posteriormente se expandió al este de Europa donde estuvo vigente hasta los años 80 del siglo XX y, en la actualidad, pervive en países como Cuba y Corea del Norte.
En el sistema de planificación centralizada las decisiones económicas son tomadas por una autoridad central, generalmente el Estado, a través de una agencia de planificación que dirige el funcionamiento de la economía. Se caracteriza porque los medios de producción son de propiedad estatal y las necesidades de los individuos están supeditadas por lo general a prioridades de tipo social y colectivo.
¿Cómo afronta los problemas económicos básicos?
- ¿Qué producir y en qué cantidad? Lo decide la agencia de planificación central a través de la elaboración de planes económicos plurianuales, donde, sin dejar margen alguno a empresas o familias, se especifican detalladamente las distintas variables de la actividad económica: los suministros de recursos, los métodos de producción de las empresas, los salarios de los trabajadores, los objetivos de producción, las inversiones en infraestructuras, etc. La elaboración del plan entraña una gran dificultad, dado que se precisa una gran cantidad de información y una compleja estructura piramidal con varios niveles de gobierno, cuya base operativa son las empresas públicas que, en última instancia, se encargan de ejecutarlo.
En la economía de planificación centralizada es habitual que predomine la producción de bienes de capital por encima de los de consumo, lo que provoca un gran aumento de la capacidad productiva a corto plazo, pero implica que las necesidades individuales de consumo pueden no ser satisfechas en dicho plazo.
- ¿Cómo producir? Una vez aprobados los objetivos de producción por parte de la autoridad central, se pone en práctica el plan. Los niveles de gobierno definidos por la estructura piramidal centran sus esfuerzos en la supervisión y control continuo de dicho plan, proponiendo correcciones y ajustes en caso de incumplimiento.
El cumplimiento de los objetivos es prioritario pero no la manera de conseguirlos, de modo que las empresas públicas carecen de incentivos para aplicar procesos productivos eficientes con los que se minimicen los costes. Más bien sucede todo lo contrario, ya que se intenta acumular la mayor cantidad posible de recursos, generalmente muy por encima de las necesidades, con la finalidad de cumplir a toda costa los objetivos fijados por el plan.
- ¿Para quién producir? En este sistema el criterio de distribución no está determinado por el mecanismo de los precios, como en el sistema de economía de mercado, sino por la necesidad que se tiene de bienes y servicios. Ahora bien, el problema estriba en decidir qué es necesario o no para cada individuo y para toda la sociedad; y es la autoridad central quién toma dicha decisión.
Por lo tanto, en estas economías se suele optar por dos mecanismos de asignación alternativos al sistema de precios:
- Cartillas de racionamiento. Los bienes y servicios son asignados mediante dichas cartillas siguiendo un criterio de equidad. No obstante, este mecanismo da lugar a dos problemas fundamentales. En primer lugar, se necesita un gran aparato burocrático para gestionarlo y, en segundo lugar, no tiene en cuenta los gustos y las preferencias de los individuos, lo que propicia malgastar gran cantidad de tiempo intercambiando cupones para adquirir los productos que realmente se desean, e incluso motiva la aparición del mercado negro.
- Precios intervenidos. Ante los problemas propios del racionamiento, estas economías optan en algunas ocasiones por implantar un sistema de precios, tanto para el mercado de bienes y servicios como para el de factores, al margen de la ley de la oferta y la demanda. Así, los planificadores fijan salarios altos para aquellas ocupaciones que desean promover y precios altos para aquellos productos cuyo consumo se pretende frenar, lo que da lugar a que en algunos productos la oferta supere a la demanda, generándose grandes excedentes, mientras que en otros la demanda supera a la oferta, lo que provoca tanto necesidades insatisfechas como la aparición del mercado negro.
Causas del fracaso del sistema de planificación centralizada
Aunque en el sistema de planificación centralizada la distribución de la renta resulta más igualitaria que en los sistemas de economía de mercado y apenas aparece el fenómeno del desempleo, este modelo fracasó por las siguientes causas:
- Errores de previsión. Las agencias de planificación central se equivocaban con frecuencia en sus previsiones y no tenían en cuenta las necesidades reales de la sociedad.
- Excesiva burocracia. El crecimiento del sistema productivo acarreó la existencia de un enorme aparato burocrático destinado a controlar empresas, lo que ralentizó enormemente la toma de decisiones.
- Falta de incentivos. No existían mecanismos para incentivar el esfuerzo, la eficiencia y la responsabilidad de los agentes económicos encargados de llevar a cabo la actividad productiva. Así, la falta de estímulos generó una situación en la que las empresas no se esforzaban por ser competitivas, elaborando productos que no podían venderse en los mercados mundiales por falta de calidad y que conllevaban costes muy altos. Todo ello se tradujo en una acumulación de pérdidas y un endeudamiento progresivo, asumido por el Estado, que provocó la quiebra del sistema.