La tecnología, el nuevo «petróleo» de una Europa importadora

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Puclicado por ActiBva el 30/09/13:

Cada vez más, la tecnología vinculada a Internet se parece a un nuevo ‘petróleo’ que condena a la sumisión tecnológica e importación a quien no explora lo suficiente. Si la dependencia respecto ‘oro negro’ es (será y ha sido) muy alta para las economías europeas, la sumisión en el terreno tecnológico comienza a inundarlo todo. Ninguna de las grandes-grandes tecnológicas del mundo es europea. La realidad, no por ser cierta deja de ser preocupante. Sin recursos energéticos como el gas o el petróleo, Europa también se ha convertido otra vez en área importadora de tecnología vinculada a Internet (servicios, consumo, software, hardware…) de EEUU, China y el sudeste de Asia.

Para muestra de lo anterior basta con echar un vistazo a las 10 mayores tecnológicas del mundo por valor en bolsa. Son Apple, Google, Amazon, Microsoft, IBM, Intel, Oracle, Qualcomm, Facebook y Cisco. Suman una capitalización bursátil de 1,99 Billones de dólares (1,5 Billones de euros), más que el PIB de España o hasta tres veces las compañías del Ibex 35. Esta cifra se ha multiplicado por dos en los últimos tres años, gracias al despegue de la revolución de los consumos digitales y de tecnología por todo el mundo. ¿Burbuja? No parece ninguna fiebre inversores, puesto que sus resultados crecen a ritmos del 20% y 30%, hasta situarse en unos ingresos anuales de 513.000 millones de dólares en 2012.

top 10 tecnológico

Más allá del puro negocio, la presencia de estos colosos de EEUU por el mundo generar un ecosistema de pequeñas y medianas empresas que giran a su alrededor y se nutren bajo su paraguas de negocio. Ya sea en el terreno de las aplicaciones móviles, del ‘cloud computing’, los servicios de seguridad, microprocesadores o la venta de accesorios y electrónica de consumo. Estos ecosistemas tecnológicos tienen un efecto multiplicador para la economía. Ya no son 2 Billones de valor (2 trillions americanos), ni 500.000 millones en ventas, sino mucho más que eso. Por eso, EEUU vuelve a mostrar un dominio incontestable en Europa como gran motor económico tras la crisis financiera de 2007-08.

La contrapartida de multinacionales europeas brilla por su ausencia, salvo quizá el caso de SAP en el territorio del software empresarial. Los tentáculos de los Apple, Google y compañía llegan a múltiples sectores, y buena parte de esos ingresos (613.000 millones de dólares) proceden de Europa, segunda área de influencia en la cuenta de resultados de estos gigantes que se han convertido en aspiradoras de presupuestos públicos y privados en materia tecnológica. Apenas crean empleo y sus filiales europeas se reducen a ser, en muchos caso, oficinas de representación, sedes comerciales o bases fiscales.

Sus servicios y productos succionan el dinero de los consumidores a una velocidad pasmosa en los distintos mercados en los que operan y sin apenas competencia que encarar. Un buen ejemplo son las cifras de comercio electrónico españolas. Según los datos de la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT), el déficit de las compras y ventas a través de Internet de España con el exterior se sitúa en torno a los 800 millones de euros cada trimestre. Dicen que es una industria es incipiente – ‘sólo’ 10.000 millones de euros de facturación anual-, pero las bases de un mercado de 30.000 o 50.000 millones se están poniendo justo ahora. Y este desequilibrio se multiplicará también, pero entonces volverá a ser tarde para evitar una economía estructuralmente importadora de bienes digitales y tecnológicos.

No se trata de un dominio económico basado en pequeñas ‘startups’ de garage, sino en las apuestas por las grandes empresas en EEUU. Muchas han cambiado de negocio por el camino – caso de IBM que hasta hace poco fabricaba ordenadores- o se han actualizado a la innovación y al nuevo mundo digital. Europa no puede caer en el error de mirar solamente a la base – silicons valleys, mundo startup…-, sino que debe hallar la manera de construir sus propios gigantes empresariales. Y esto sólo se consigue mirando a las cúpulas directivas de operadoras, ‘utilities’ o hóldings industriales. Casos de éxito como el proyecto Airbus han colocado a Europa en el centro del mapa de la industria aeronáutica, dando a luz al mismo tiempo a innumerables compañías regionales en el sector.

La reciente pérdida de la división de móviles de Nokia es una gran oportunidad y ejemplo de reconversión industrial. El grupo finlandés ha dado un brusco giro a su existencia empresarial para ser uno de los líderes de las redes de telecomunicaciones, junto a la sueca Ericsson o la francesa Alcatel. En conjunto, estas tres compañías podrían crear un gigante mundial enfocado líder en EEUU o Asia. Por separado quedan cada vez más expuestas a seguir la estela del nuevo coloso coreano, chino o estadounidense de turno.

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