5. Los costes en la empresa

La producción implica la utilización de una serie de factores productivos que tienen un valor económico cuantificable. El coste de producción es el valor de los factores productivos utilizados para la producción de un bien o un servicio.

La estructura de costes de una empresa se relaciona directamente con la función de producción de esa empresa. Por esta razón, hay que determinar los componentes de sus costes y analizarlos. El estudio de los costes de la empresa se puede hacer según diferentes criterios, en función de lo que se quiera analizar.

A. COSTES FIJOS Y VARIABLES

Si clasificamos los costes según su relación con la cantidad producida, vemos que hay costes fijos y costes variables.

  • Costes fijos (CF). Son aquellos costes independientes del volumen de producción, es decir, que no varían si cambia la cantidad producida. Es el valor de aquellos factores que a corto plazo son fijos en la empresa como el alquiler del local, la amortización de la maquinaria, etc.
  • Costes variables (CV). Son aquellos costes proporcionales al nivel de producción, es decir, los costes de los factores que cambian con la producción. Por ejemplo: materias primas, mano de obra, etc.

B. COSTES DIRECTOS Y COSTES INDIRECTOS

Esta clasificación se utiliza cuando la empresa fabrica diversos productos y no resulta fácil asignar a cada tipo de producto sus costes asociados.

  • Costes directos son aquellos costes asociados directamente a la producción y que se pueden asignar concretamente a cada producto, al ser fácilmente medible el número de unidades aplicadas. Por ejemplo, la cantidad de materias primas que se utiliza o el número de horas de mano de obra que trabaja un empleado directamente en cada producto.
  • Costes indirectos. Son aquellos costes que afectan al proceso productivo en general o que son comunes a diversos productos y, por tanto, no se pueden asignar directamente a un producto, sino que se han de utilizar criterios de asignación. Por ejemplo, el alquiler del local o el salario del personal administrativo o directivo.

C. LA ESTRUCTURA DEL COSTE EN LA EMPRESA

La formación del coste total en la empresa puede ser contemplado como un proceso de agregación, en el que a partir del coste directo o básico y mediante sucesivas adiciones se llegue al coste total o de empresa.

El coste básico o directo también denominado coste primario, está constituido por aquellos elementos primarios que se “funden” en el proceso productivo, cuya medida y vinculación a cada producto pueden conocerse con exactitud. Son las materias primas, la mano de obra directa, la energía y los componentes.

Sin embargo, los factores que constituyen el coste directo se combinan en colaboración con un equipo, capital o inmovilizado (maquinaria e instalaciones productivas) y bajo una dirección técnica de la producción.

De ahí la necesidad de agregar, en una segunda fase, una serie de elementos de coste que no están vinculados a ningún producto en particular, sino que afectan a todo el proceso o a la explotación en su conjunto. Son los denominados costes generales industriales, cuya imputación a productos o líneas de productos concretas se realiza según diversos criterios de distribución.

Por otra parte, la producción realizada por la empresa ha de ser ofrecida en el mercado, ya que la empresa produce para vender y no para el autoconsumo, lo que origina unos costes generales de comercialización. Además, la empresa, en su funcionamiento, necesita dotarse de unos servicios generales, de un personal y de una serie de órganos que no están específicamente dedicados a la producción o a la venta, pero que también generan unos costes, denominados costes de administración (personal administrativo, teléfonos, calefacción, directivos,…).

Estos costes generales de administración y comercialización necesarios para que la empresa pueda realizar su actividad normal, y que vienen a sumarse al coste industrial, para constituir el coste de explotación, también afectan al conjunto general de la actividad, por lo que su distribución por productos o grupos de productos ha de realizarse igualmente en base a determinados criterios de prorrateo.

Además de los anteriormente citados, en la empresa se generan también otros costes. En efecto, la actividad de la empresa requiere una determinada financiación, propia o ajena, ya que, en definitiva, toda actividad empresarial puede ser contemplada como la aplicación de unos recursos financieros al proceso de la economía.

Ello da lugar a la existencia de unos costes financieros, respecto de los cuales hay que realizar una matización importante: por razones legales, la práctica contable sólo refleja como costes financieros los derivados por la utilización de la empresa de financiación ajena (intereses principalmente así como otros gastos derivados de la captación de recursos ajenos). Sin embargo, la empresa involucra además, unos recursos propios (que no devengan intereses) pero, cuyo coste de oportunidad (es decir, el interés normal que podría obtenerse de los mismo colocándolos en el mercado financiero), si debiera ser considerado a efectos de un cálculo económico correcto del coste total de la empresa y, en consecuencia, del beneficio.

Por consiguiente, el coste total de la empresa resulta de añadir al coste de explotación el coste financiero.

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