3. Habilidades personales

En el esquema hemos recogido las habilidades que sería deseable que tuviera un emprendedor, diferenciando entre habilidades personales y habilidades sociales. En esta pregunta nos centraremos en estudiar las primeras, mientras que las habilidades sociales lo haremos en la siguiente.

Por habilidades personales se entienden aquellas que nos ayudan a desarrollar nuestro potencial para poder realizar tareas y tomar decisiones para así conseguir nuestros objetivos.

Nos vamos a centrar en las siguientes:

A, AUTOCONOCIMIENTO

    En cada uno de nosotros podemos encontrar a tres personas:

    1. La que creemos que somos = autoconcepto.
    2. La que otros creen que somos = reflejo.
    3. La que realmente somos = autoconocimiento.

    Para desarrollar nuestro máximo potencial personal debemos llegar a esa tercera persona. El autoconocimiento es un proceso reflexivo por el que una persona adquiere noción de sí misma, de su personalidad, sus cualidades y defectos, sus creencias y valores, necesidades, aficiones y temores.

    Para autoconocernos hay que responder a la pregunta ¿quién soy realmente? Para ello, es interesante hacerse otra serie de cuestiones:

    B, AUTOESTIMA Y AUTOCONFIANZA

      Todos tenemos un concepto de nosotros mismos: nuestro físico, nuestra inteligencia, nuestra personalidad. Todo ello forma el autoconcepto (como acabamos de ver). En relación con el mismo, tenemos una autoestima alta cuando estamos contentos con nosotros y una autoestima baja cuando no lo estamos.

      La autoestima es la valoración, positiva o negativa, que una persona hace de sí misma en función de sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Es una valoración que hacemos de nosotros mismos como personas.

      No solo es importante desarrollar la autoestima (valorarse positivamente), sino que también lo es la autoconfianza (creer en nosotros).

      La autoconfianza es la capacidad de creer en nosotros mismos y en nuestras habilidades, para ser capaces de superar los obstáculos y conseguir lo que nos proponemos.

      La falta de autoestima y de autoconfianza puede hacer que tengamos una imagen negativa de nosotros y que dudemos de nuestras propias habilidades. Eso puede hace que no nos atrevamos con actividades para los que en realidad sí que estamos capacitados, o que nos bloqueemos cuando nos encontramos con un obstáculo.

      C, PENSAMIENTO CRÍTICO

        El pensamiento crítico es la capacidad para analizar con objetividad los hechos o los razonamientos, sin ser influido por las opiniones de otros. Se trata de sacar nuestras propias conclusiones, no las que nos impongan los demás. ¡OJO! No debemos confundir el pensamiento crítico con criticar a otras personas.

        D, PERSEVERANCIA

          Una de las habilidades más importantes para conseguir nuestro desarrollo personal es la perseverancia. La perseverancia es la capacidad de una persona para mantener su esfuerzo de manera constante para conseguir un objetivo sin llegar a darse por vencido, incluso frente a los obstáculos más difíciles.

          E, GESTIÓN DEL TIEMPO

            F, RESILENCIA

              Todos pasamos por momentos difíciles: enfermedades, divorcio de nuestros padres, muerte de alguna persona querida, rupturas con parejas, suspensos, etc. La resilencia es la capacidad para superar la adversidad, pero no solo eso. También es la habilidad de soportar situaciones límite, de readaptarnos y transformar esas situaciones en desafíos de los que salir aún más reforzados que antes. La resiliencia define nuestra capacidad para volver a levantarnos y la determinación para perseguir los objetivos que nos proponemos.

              De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.

              G, ACTITUD POSITIVA (OPTIMISMO)

                Para tener resiliencia es imprescindible tener una actitud positiva y ser optimista. La actitud positiva supone ver las situaciones de manera optimista y constructiva. Ser optimista no es tener una visión ingenua de que todo irá bien, el optimismo significa tener una fuerte expectativa de que, en general, las cosas irán bien a pesar de los contratiempos y de las frustraciones y la creencia de que uno tiene la voluntad y capacidad para conseguir sus objetivos.

                Así, los optimistas siempre creen en sus habilidades y en que tienen el control de los acontecimientos de su vida. Como se centran las soluciones y no en el problema, encuentran vías de acción que les permite cada vez solucionar problemas más difíciles. Los pesimistas tienen dificultades para asumir el fracaso, ya que siempre se lo toman como algo personal, a que “no son buenos”; todo esto genera una mayor falta de seguridad que lleva al desánimo, la desesperación y en muchas ocasiones al abandono.

                H, PROACTIVIDAD (INICIATIVA)

                Todas estas habilidades que acabamos de ver las podemos resumir en una: ser proactivo. La proactividad implica tomar la iniciativa de nuestras vidas. Supone comprender que nuestra vida no depende de una serie de circunstancias, sino de las decisiones que tomamos.

                Ser proactivo implica que tenemos la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. Si analizamos la palabra “responsabilidad”, encontramos “responder” y “habilidad”: ser responsable es tener la habilidad para elegir la respuesta. Las personas que no son proactivas niegan esa responsabilidad. Para ellos, su conducta y su respuesta depende siempre de circunstancias externas que no pueden modificar.

                El enfoque proactivo consiste en cambiar las cosas que controlamos para provocar un cambio positivo en lo que está allí afuera: puedo ser más ingenioso, más cariñoso, más creativo, más confiable, más cooperativo,…

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