2. Cobertura de riesgos: los seguros

El riesgo está siempre presente en la vida de las personas. Para protegernos frente a las consecuencias de los mismos podemos contratar un seguro.

Un seguro es un contrato mediante el cual, a cambio de una prima, un asegurador se compromete, en caso de que se produzca una contingencia o siniestro, a indemnizar a un tercero.

Los seguros se clasifican en dos grandes bloques: los seguros de personas y los seguros contra daños. Dentro de cada tipo, los más habituales son:

Seguros de personas:

  • Seguros de vida. Se contratan para disminuir el impacto económico de ciertos acontecimientos sobre la vida de las personas. En el contrato más habitual de este tipo el asegurador se obliga, en caso de fallecimiento del asegurado, a pagar al beneficiario la cantidad de dinero pactada.
  • Otros. Cubren los gastos que se derivan de ciertas circunstancias que afectan a la integridad corporal o al estado de salud:
  • De accidentes. Indemnización por accidentes que ocasionan muerte o invalidez.
  • De enfermedad. Gastos de asistencia médica y farmacéutica durante los periodos de enfermedad.
  • De asistencia sanitaria. Gastos de asistencia sanitaria y farmacéutica.
  • De decesos. Gastos de servicios funerarios.

Seguros contra daños:

  • Seguro de hogar. Cubre los daños materiales en el hogar, como los desperfectos causados por el agua, los cristales rotos o un incendio. También cubre la responsabilidad civil originada por daños o lesiones que se puedan causar a otras personas o a sus bienes desde la vivienda del asegurado como por ejemplo, la caída de objetos desde las ventanas o balcones, dejar un grifo abierto que inunde un piso inferior, etc.
  • Seguro obligatorio de vehículos a motor. Este seguro cubre los daños causados por el conductor a terceros (es decir, a otras personas) con independencia de quien sea el propietario.

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