3. RECURSOS FINANCIEROS AJENOS A LARGO PLAZO

Las empresas, generalmente, necesitan más recursos que los que proporciona la financiación propia; por ello, han de recurrir a la financiación ajena.

Los recursos ajenos a largo plazo son aquellos recursos de los que la empresa dispone pero que no son de su propiedad, por lo que debe devolverlos junto con los intereses correspondientes pasado el tiempo acordado, que es superior al año.

Dentro de los recursos ajenos a largo plazo están:

  • Préstamos a largo plazo: las empresas piden préstamos a las instituciones de crédito (bancos, cajas de ahorro, cooperativas de crédito, etc.) para poder financiarse. Una vez aprobado el préstamo, la empresa puede disponer del dinero de forma inmediata. Este dinero se debe devolver con los intereses correspondientes según las condiciones establecidas. Ejemplo: préstamo de 25.000 € a 5 años a un interés fijo del 6%.
  • Empréstitos. Son los títulos de crédito (obligaciones, bonos, pagarés, etc.) que emiten las empresas y que son comprados por particulares y otras empresas a cambio de un interés.

Cuando las empresas necesitan una gran cantidad de dinero y las condiciones de los préstamos que les ofrecen los intermediarios financieros no son económicamente aceptables, piden préstamos a particulares emitiendo obligaciones y bonos. Estos títulos (todos de igual cuantía y condiciones) son adquiridos por un gran número de ahorradores particulares y empresas. Pasado un tiempo, la empresa devolverá el dinero más los intereses según las condiciones pactadas. Sólo las grandes empresas pueden acudir a este tipo de financiación.

  • Leasing. Se trata de un alquiler con opción de compra al final del contrato. Existen dos modalidades de leasing:

Leasing financiero. La empresa que necesita un determinado equipo acude a una sociedad de leasing, que compra el bien al fabricante y se lo arrienda a la empresa.

Leasing operativo. El arrendador suele ser el fabricante o distribuidor del bien.

El principal inconveniente de esta modalidad de financiación es el elevado coste que supone. Sin embargo, son muchas las empresas que lo utilizan porque de esta forma no se han de preocupar de buscar los recursos financieros para adquirir el bien y pueden obtener ventajas fiscales, ya que parte de las cuotas de leasing representan un gasto para la empresa y el resultado económico será más bajo, lo cual se traduce en que pagará menos impuestos.

  • Renting. Es una modalidad que consiste en el alquiler de bienes muebles e inmuebles a medio y largo plazo. En el contrato de renting, el arrendatario se compromete, al pago de una renta fija mensual durante un plazo determinado, y la empresa de renting se compromete a prestar una serie de servicios:

Facilitar el uso del bien durante el periodo contractual.

Proceder al mantenimiento del bien.

Contratar un seguro a todo riesgo.

La renta del alquiler por este método es un gasto fiscalmente deducible al 100% y no existe duración mínima del arrendamiento. Al término del contrato, la empresa de renting ofrece al arrendatario la opción de sustituir los equipos o renovar el contrato por un nuevo periodo a determinar. A diferencia del leasing, no hay posibilidad de compra para el arrendatario al final del contrato.

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