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Invertir, en un sentido económico, significa utilizar recursos financieros para adquirir bienes de producción (terrenos, maquinaria, instalaciones, marcas, etc.) con el objetivo de aumentar o mantener la capacidad productiva de la empresa.

Es necesario distinguirlo de inversión financiera, que consiste en la adquisición de títulos-valores (acciones, obligaciones, etc.) con el objetivo de obtener una renta en el futuro.

Podemos clasificar las inversiones según distintos criterios:

Según el carácter temporal de la inversión:

• Inversiones a corto plazo o inversiones de funcionamiento. Son las realizadas por la empresa con el fin de adquirir los elementos necesarios para su proceso productivo (materias primas, componentes, mercaderías, combustibles, etc.). Estas inversiones se renuevan periódicamente y se recuperan a corto plazo.

• Inversiones a largo plazo o permanentes. Son las efectuadas para adquirir bienes que van a ser utilizados por la empresa durante un periodo prolongado de tiempo (edificios, herramientas, elementos de transporte, etc.). También suelen conocerse como inversiones en activos inmovilizados.

Según la función o finalidad que va a tener la inversión en el seno de la empresa:

• Inversiones de renovación o reemplazo. Su finalidad consiste en sustituir un equipo productivo viejo u obsoleto por otro nuevo, consiguiendo de esta forma, obtener la misma producción que antes, pero a un menor coste.

• Inversiones de expansión. Su objetivo es mejorar la capacidad productiva de la empresa a fin de poder atender una mayor demanda en el mercado.

• Inversiones en la línea de productos. Son aquellos que tienden a mejorar las características de los productos actualmente fabricados por la empresa o bien, a la introducción en el mercado de nuevos productos.

• Inversiones estratégicas. El fin de este tipo de inversiones puede ser doble: por un lado, reducir en lo posible el riesgo que soporta la empresa como consecuencia del progreso técnico y de la competencia y, por otro lado, crear un ambiente de trabajo propicio en el que se logre una mayor productividad.

Según el objeto en el que se materialice la inversión: se puede hablar de inversiones en mobiliario, en equipos industriales, en materias primas, en edificios, etc.

Según la relación que exista entre las distintas inversiones:

• Independientes, cuando no guardan ninguna relación entre sí.

• Complementarias, cuando la realización de una inversión facilita la realización de las restantes. Si el llevar a cabo una inversión exige la realización de otra u otras, entonces hablamos de inversiones acopladas.

• Sustitutivas, cuando la realización de una dificulta la de las demás; en caso de que al aceptar una estemos excluyendo otras, se habla de inversiones incompatibles o mutuamente excluyentes.